miércoles, 31 de diciembre de 2008

Se nos fue 2008.

Se acaba el año.
No fue del todo bueno, tampoco del todo malo.
Para mí, una etapa de cerrar círculos, tal vez de plantear espirales.
De abrir puertas. Explorar territorios. Redescubrir lugares.
De caminar solo, mas no en solitario.
De reencontrarme, reconocerme.
Voy bien, eso creo. Eso pienso. Así me leo.

Inicia 2009, que sea de lo mejor.
FELICIDADES A TODOS!

PS:Prometo enmendarme y publicar cuando menos cada 15 días.

viernes, 17 de octubre de 2008

Ese Covarrubias...

Regreso tras un año a ver alguna definición curiosa del diccionario de Covarrubias que, como recordarán, fue el primero que hubo de nuestra lengua.

Paso por las páginas que don Sebastián llenara intentando acotar el significado preciso del vocablo, para contemplarlo después como el entomólogo aficionado se maravilla con las excentricidades del mundo de los insectos. Pues ya está entonces, a ver, "mariposa". Puede ser interesante.

No me defrauda. Comparto esta perla:

MARIPOSA. Es un animalito que se cuenta entre los gusanitos alados, el más imbécil de todos los que puede haber. Éste tiene inclinación a entrarse por la candela, porfiando una y otra vez hasta que finalmente se quema. [...] Esto mesmo les acontece a los mancebos livianos que no miran más que a la luz y el resplandor de la mujer para aficionarse a ella; y cuando se han acercado demasiado se queman las alas y pierden la vida. Díjose mariposa, cuasi maliposa, porque se asienta mal en la luz de la candela donde se quema.

Me rehúso a escribir nada más, hasta que cuando menos una dama y un varón comenten el punto.

Hasta entonces, saludos a tutti.

jueves, 9 de octubre de 2008

Otra del tránsito

...
Circulo en mi automóvil por estas calles y avenidas de la Ciudad de los Palacios.
Me incorporo al Viaducto, un par de minutos después, un Jetta amarillo, se le cierra violentamente a una camioneta con una señora a bordo, rechinido de llantas, toquidos de claxon. El Jetta toma la inmediata salida y se dirige –ojalá- al carajo.

A un costado del Palacio Legislativo, un animal de apariencia semihumana encaramado en una Crossfox gris cree percibir que un destartalado Topaz intenta cerrársele, se le empareja, busca su mirada y le hace señas retadoras, el Topaz vira a la izquierda y no lo pela. El sujeto está detrás de mí, al llegar al semáforo, tras unos diez segundos decide que ya es suficiente tiempo para permanecer detenido, de modo que toca la bocina, saca la mano para chasquearme los dedos y arrima hasta una distancia milimétrica su pinche camioneta a mi súper chevy. Me orillo un poco a la derecha y le dejo paso franco, se pasa el alto, acelera y se dirige hacia Francisco del Paso y Troncoso convertido en una ráfaga. Unos segundos después se aprecia una polvareda y se distingue el vehículo cuando se orilla. Una vez que lo alcanzo, veo el porqué ha detenido la marcha: el imbécil no vio un bache y ponchó una de las llantas. Dios sí existe.

De regreso, a la oficina, por la calle de La Morena, un microbús, decide rebasar por la derecha y atravesarse en diagonal sobre el arroyo, para no dejar pasar a nadie, mi vecino le toca el claxon y el educadísimo patán le mienta la madre con la bocina y le dibuja unos caracolitos con la mano extendida por la ventanilla, después de eso, decide ocupar los dos carrilles y no dejar pasar a nadie. Siete cuadras de mentadas.

Ya para llegar, un motociclista decide que su abultado vientre requiere de nueve metros cuadrados de espacio para circular y sentirse a gusto. Le vale un serenado cacahuate estorbar una hilera completa de automóviles. Él se encuentre a gusto y orondo paseando a 25 kilómetros por hora en su motoneta, misma que parece un juguete a escala, debajo de su rotunda humanidad.

Por favor, háganme llegar un correo cuando sepan que es el “Día Nacional del Animal al Volante”. Juro que no salgo.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Aniversario

Hace ya un año que este espacio me y os ha recibido.

Gracias a todos quienes han colaborado para que un servidor no haya decaído en el propósito de escribir y compartir de vez en vez y aquí y allá, un poco de cuanto acontece y de aquello que pasa por la esférica cápita de quien firma.

Especialmente agradecidísimo con cada uno de quienes han dejado constancia de su paso mediante comentarios. Son gente encantadora.


Dice la etimología que 'aniversario' viene del latín annus 'año' y versus participio pasivo de vertere 'voltear, girar, volver'; versus, era 'verso, renglón de escritura, surco, fila, hilera' con el sentido implícito de la marca que deja en cada vuelta el arado en la tierra, formando surcos.


No está mal versar un año, hacer surcos, arar un poco.



Por supuesto: dos de octubre no se olvida.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Morelia

...
Gerry Conlon nació en Irlanda. Se encontraba en el lugar equivocado (Londres) en el momento equivocado (1974). En esas fechas, artefactos explosivos fueron detonados en un par de pubs frecuentados por soldados ingleses. Los atentados fueron reivindicados por el Ejército Republicano Irlandés. Cinco personas perdieron la vida en los lamentables acontecimientos.
La sociedad inglesa exigió inmediata respuesta y ejemplar castigo para los responsables. Gerry y otros tres jóvenes fueron aprehendidos al amparo de una Ley Antiterrorista recién aprobada entonces y que permitía a los cuerpos de seguridad detener a cualquier sospechoso hasta por siete días sin necesidad de presentar cargos. Sometidos a brutales presiones tanto policías como detenidos, se teje una red de engaños, traiciones y bajezas que culmina con la condena no sólo de Gerry Conlon, sino de su padre, amigos y familiares. Todos ellos inocentes.

La necesidad de entregar culpables y de dar un escarmiento, llevó a la fabricación de los mismos, a sabiendas de su inocencia. Todo, con tal de no exhibir debilidad y mostrarse eficaces. La instrumentación de la “razón de Estado” en su versión más abominable.

“En el nombre del padre” es el título de la película que retrata los hechos ocurridos.

Ante los trágicos acontecimientos ocurridos en Morelia, tal vez sea el momento de reflexionar acerca de la necesidad de la rara pero en estos tiempos tan necesaria combinación de prudencia y fortaleza entre los gobernantes.
Es un hecho: el Estado no puede permitir verse superado en su papel de protector de las seguridad e integridad de las personas y sus pertenencias. Si es incapaz de preservar ese rol, la necesidad de su permanencia misma está en entredicho.
Tampoco debe sucumbir a la tentación de facilitar herramientas supra legales a cuerpos de seguridad en los que no es posible garantizar la entereza y honestidad de quienes los integran, especialmente si esto ocurre entre sus dirigentes.
Tanto en el caso de quienes son víctimas de las aberrantes acciones de desalmados terroristas, como de quienes lo son de atropellos del Estado, uno es una cifra demasiado alta por pagar.

Vaya mi solidario pésame a quienes resultaros afectados.
Quede constancia de mi indignación ante la canalla y cobarde acción.
Mi deseo ferviente por que lo acontecido en Morelia haya sido un incidente y no el inicio de una campaña.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Lobo

...
Comienzo por buscar lo relativo al lobo. Dice el diccionario:
(Del lat. lupus).
1. m. Mamífero carnicero de un metro aproximadamente desde el hocico hasta el nacimiento de la cola, y de seis a siete decímetros de altura hasta la cruz, pelaje de color gris oscuro, cabeza aguzada, orejas tiesas y cola larga con mucho pelo. Es animal salvaje, frecuente en España y dañino para el ganado.
En una de las expresiones vinculadas al vocablo, se dice que el “lobo cebado” es aquel que lleva cordero u otra presa en la boca y que “pillar un lobo” es expresión coloquial para embriagarse. Más allá, se destaca en el texto “pedo de lobo”.
De “pedo” nos dice que es una ventosidad que se expele del vientre por el ano; también que se usa para designar una borrachera y a un ebrio.

Del “pedo de lobo”, dice “bejín” (del latín vissīre, ventosear), que es un hongo de color blanco, cuyo cuerpo fructífero, cerrado y semejante a una bola, a veces muy voluminosa, se desgarra cuando llega a la madurez y deja salir un polvo negro, que está formado por las esporas. Se empleaba para restañar la sangre y para otros usos.

Ahora bien, el latín lupus, en diminutivo era lupulus, de cual derivó el actual "lúpulo" que es una planta trepadora, muy común en varias partes de España, de la familia de las Cannabáceas, con tallos sarmentosos de tres a cinco metros de largo, hojas parecidas a las de la vid, flores masculinas en racimo, y las femeninas en cabezuela, y fruto en forma de piña globosa, cuyas escamas cubren dos aquenios rodeados de lupulino. Los frutos, desecados, se emplean para aromatizar y dar sabor amargo a la cerveza. Como es posible que algún o alguna lectora, como yo, tampoco sepa lo que es un “aquenio” les digo que es un fruto seco, indehiscente, con una sola semilla y con pericarpio no soldado a ella. Ya entrados en ver a qué grado nos lleva el asunto, busco “indehiscente” de lo cual dice el diccionario: No dehiscente.

Me rehúso a abandonar el tema. Venga dehiscente: dicho de un fruto cuyo pericarpio se abre naturalmente para que salga la semilla. Y con tal de no dejar resquicios a la ignorancia. Pericarpio: parte exterior del fruto de las plantas, que cubre las semillas. ¿Cuáles? Pues, por ejemplo, las de lúpulo, que es una planta con la que se aromatiza la cerveza, que provoca borracheras conocidas también como pedos o pedas y en algunos sitios como pillar un lobo.

Ya a punto de verme vencido y exhausto, me doy cuenta de una cosa curiosa: búsquese por donde se le busque parece imposible desvincular a los lobos de borracheras.
A’i nos vemos, voy a echarme una cerveza.

Saludos Francisco.

lunes, 25 de agosto de 2008

Olímpico desden

...
Concluyeron este domingo los juegos deportivos que celebraron la vigésima novena olimpíada de la era moderna en Pekín, China.

Como cada cuatro años, quienes gustamos del deporte (así sea no más para verlo) disfrutamos del grandioso espectáculo del esfuerzo y la determinación humanas en la búsqueda de un objetivo. Atletas que no entienden de derrotas a manos de sí mismos, capaces de llevar su cuerpo por encima de su propia fortaleza, para derrumbarse exhaustos, desfallecientes, fuera de sí, una vez que han llegado a la meta.

Usain Bolt y Michael Phelps han sido las grandes figuras. Prefiero al primero, aunque el segundo haya ganado un mayor número de medallas.
Phelps es un fenómeno, posiblemente el mejor nadador que haya visto el mundo. Si fuera un país, sus ocho preseas de oro lo hubieran colocado en el décimo lugar del medallero general, pero lo veo como el resultado de una ciencia para ricos.
En cambio, al jamaiquino Bolt lo me parece un desfachatado portento que puede convertirse en una auténtica leyenda del deporte. La imagen de su puño golpeando el pecho mientras sus espectaculares zancadas disminuían el ritmo a metros de la meta y aun así romper el récord del mundo en la más veloz de las pruebas, ha sido una de las más pasmosas demostraciones de poderío que se hayan visto en una pista de atletismo.

Jamaica ha trabajado en serio en las pruebas de pista. La isla se colocó en el lugar 13 de medallero con seis de oro, tres de plata y dos de bronce.

México, un desastre. Lugar 34 general, el peor de entre los paises que han organizado unos juegos. No critico a los atletas, fueron los mejores que tenemos y quienes triunfaron deben llevarse el aplauso sólo para ellos, sin regates ni embustes. Se lo han ganado a pulso. Un ¡bravo! para cada uno.

La cifra que retrata y explica las cosas no deja lugar a dudas de porqué estamos como estamos: de cada cinco pesos que se dan al deporte, nada más que uno llega al deportista. Así no se puede.

Post scriptum fuera de concurso: El nombre tradicional en español para designar a la capital de China es Pekín. El nombre Beijing es resultado de la trascripción de los caracteres chinos al alfabeto latino según el sistema "pinyin" ... se recomienda usar en nuestro idioma el nombre tradicional español (según el Diccionario panhispánico de dudas, aunque al parecer en nuestro país nadie tuvo duda de que Pekín se dice Beijing)

miércoles, 6 de agosto de 2008

Seis de agosto

...
En 1969, durante un simposio efectuado en Estocolmo con motivo de los premios Nobel, el filósofo Arthur Koestler (1905-1983) dictó una conferencia.
El material de ella, así como posteriores añadidos dieron por resultado el capítulo que inaugura la cuarta parte de su libro “En busca de lo absoluto”, el cual es considerado, conjuntamente con su antecesor “En busca de la utopía” como el testamento intelectual de este pensador húngaro de nacimiento, judío por origen y nacionalizado inglés, quien fue historiador, activista, ensayista y novelista -además de filósofo-.

Regresando al libro, dicha cuarta parte es titulada “La pulsión autodestructiva” y en el inicio del capítulo 17, dice:

“Si me pidieran que nombrase la fecha más importante de la raza humana, contestaría sin vacilar: el seis de agosto de 1945. La razón es muy simple. Desde la aurora de la conciencia hasta el 6 de agosto de 1945, el hombre tenía que vivir con la perspectiva de su muerte como individuo; desde ese día, en que la primera bomba atómica eclipsó el sol sobre Hiroshima, la humanidad en conjunto ha tenido que vivir con la perspectiva de su extinción en cuanto a especie.
Nos han enseñado a aceptar la transitoriedad de la existencia personal, pero damos por sentada la inmortalidad potencial de la raza humana. Esta creencia ha perdido validez. Tenemos que revisar nuestros axiomas.”

Por diferentes motivos, pero parece que esta perspectiva desde entonces ha perseguido nuestra especie. Lo nuclear, las epidemias, el calentamiento global.
Hay quien lo sabe y lo vive, hay quien lo ignora y sobrevive, hay quien lo sabe y le vale, habrá quien lo ignore y lo pague.

Pero sin importar qué, quienes amamos la vida y la conciencia de la misma, apostamos a pensar que este zoo humano seguirá, a pesar de sí mismo; aunque bien podríamos darnos una ayudadita, dejando de cometer tanta tontería.

jueves, 24 de julio de 2008

Una pestañita

...
Cuesta pensar que la semana termine.
Estoy tan cansado que me da lo mismo saber que sea viernes o lunes lo que ha de venir mañana. Nada pido más allá de unas horas de profundo sueño.

El libro que compré el fin de semana pasado (el primero libre en meses) sólo muestra un raquítico avance.
¿Qué más tienen que decir Abelardo y Heloísa?
Abelardo fue uno de los más prestigiosos y brillantes maestros que vio el París medieval.
Heloísa una inteligente y bella mujer a quien le fue dado estudiar. Abelardo fue su maestro.
Ambos se enamoraron, los dos sufrieron. Fue un amor desgraciado.

En el trabajo, las urgencias no piden ni dan cuartel. Imponen su ilógica dinámica y su demandante forma de resolverse, lo mismo en un feliz minuto que en agónicas semanas.
No me quejo, me gusta lo que hago. Aunque hoy pido esquina.

Pero de aquellos seres, me espera la lectura de su correspondencia, me ha esperado casi novecientos años. Que me espere un poco más. Sólo hasta mañana.

martes, 22 de julio de 2008

Tiempo de letras

Hace ya tiempo que no me acerco a este espacio
Razones o sin razones hay de todo tipo y calibre. Baste con decir que todas o ninguna valen para ello.
En fin, el asunto es que espero retomar y regularizar estas líneas esta misma semana.
Recibe un saludo cordial.

martes, 27 de mayo de 2008

Barbas tienes...

...
Mi padre era un caso especial respecto a la tecnología. Le costaba adaptarse.
Recuerdo cómo insistentemente sus amigos le urgían a modernizar el automóvil, la televisión o cualquier otro de cachivache por el estilo. Le daba risa.

En casa, era todo un caso el de la televisión. Siempre teníamos un modelo con ya varios años de servicio, excepto cuando surgió una empresa de telerenta, la cual por una cuota mensual alquilaba el aparato y, en caso de descompostura, lo sustituía por otro el mismo día. Un buen servicio. Pero ocurrió que la empresa cerró y adiós a la tele.

Compró entonces mi padre una tele de color (teníamos una en blanco y negro).

Al paso del tiempo y a fuerza del uso, ocurrió un curioso fenómeno: la tele de color se convirtió en una de blanco y negro, mientras que la de blanco y negro quedó degradada a radio, pues perdió la imagen.

Huelga decir que ambas tenían controles manuales, pues a mi padre le parecía innecesario el control remoto teniendo cuatro hijos a los que podía indicar que cambiaran de canal, subir o bajar el volumen, ajustar la pantalla, etc. El servicio de cable llegó hasta que pudimos costearlo los hijos y con él, el bendito control remoto, al que, por supuesto, luego mi Jefe se hizo adicto.

Por ello me resultaba muy curioso que en materia de afeitado mi Papá siempre estuviera dispuesto a intentarlo todo.

Cuando yo era niño lo recuerdo con la máquina Gillette de una sola hoja, la cual se fijaba al cabezal mediante un mecanismo de tornillo, luego salió al mercado la de hojas gemelas, la cual adquirió de inmediato; vino la de cabeza móvil y para luego es tarde la adquirió; en cuanto llegó la de tres hojas, tampoco lo pensó demasiado: a los pocos días ya estaba lista en su lavabo. A lo que no renunció fue a enjabonarse la cara con brocha de cerdas naturales y a ponerse esos “after shave” a base de alcohol que podían hacer derramar lágrimas al más bragado de los hombres al aplicarla generosamente en el rostro luego de una afeitada realmente al ras. Eso sí, dejaban la cara con la tersura, suavidad y lozanía sólo equiparables con la de una candorosa colegiala.

Tenía una máquina eléctrica de afeitar, pero nunca le tomó gustó (Con ese armatoste conseguí la difícilmente igualable hazaña de cortarme mientras me rasuraba).
Cuando mi Jefe ya estaba enfermo y le costaba el afeitado, mi hermano le obsequió un modelo más moderno (no mucho, sólo unos 30 años). Aunque agradeció el gesto y la utilizó, no creo que haya sido de su completo agrado. Cuando podía se afeitaba con jabón y rastrillo.

Y, ¿a qué viene esto? Bueno, recién me compré un nuevo rastrillo de afeitar. Viene con tres hojas en paralelo, mecanismo flotante, cabeza móvil, banda lubricante hidrosoluble, franja de hule estriado, mango antiderrapante, diseño aerodinámico, “look” deportivo y está equipada con mecanismo emisor de “micro vibraciones”. Me cai que le hubiera encantado.

lunes, 19 de mayo de 2008

Ni soñado…


Hace ya tiempo que ciertos eventos me preocupan. Son muchos los días sin encontrar cómo solucionarlos. De la frialdad a la cortesía, de la mano izquierda a la derecha, de la franqueza al disimulo, de la razón a la emoción. No hay modo y sin embargo, me he empeñado, pensando que he de hallar el modo de arreglarlo todo. Hasta hoy.

La meridiana claridad llegó durante la noche. Dormí, soñé y comprendí.

En mi sueño, me encuentro en una casa con varios cuartos, en apariencia algunos son una especie de consultorios, pero hay también otros más hogareños; además, veo una sala de estar amplia, cómoda y decorada como para una acogedora reunión de familia. Recorro la casa sin prisas curioseando aquí y allá.

En uno de los pasillos, llego a una habitación y dentro de ella me encuentro con mi padre, quien arma un rompecabezas impreso en blanco y negro. Me da gusto volver a verlo. Hace ya siete años que falleció.

Nos saludamos como si nada hubiera pasado, con esa familiaridad del trato diario que con tanta solidez construye las relaciones duraderas. Me siento frente a él, pregunta cómo estoy, digo que bien. Señala el rompecabezas y me dice si quiero ayudarlo. Acepto y comienzo a trabajar en recomponer la figura ordenando sus partes. Aunque logro ver la imagen completa, no consigo hacer que las piezas se unan.
- Oye Papá, estas piezas no encajan.
- Es cierto, no encajan.
- No se puede armar
- Bueno, pues si no se puede…

Lo miro tratando de adivinar si es una de sus bromas, pero él está calmado. Toma el rompecabezas y comienza a armarlo tranquilamente.
- Pero si las piezas no encajan…
- No encajan cuando tú lo armas.

Pienso un momento.
- O sea que éste rompecabezas no lo puedo armar yo.
- Así es, tú no lo puedes armar. No depende de ti.

Él ha comprendido perfecto lo que me pasa y yo he entendido. Descanso en la silla, le observo y aunque siento cómo comienza a hacérseme un nudo en la garganta, mi padre me mira y entiendo que no es la ocasión para ponerse sentimental. Sonreímos tranquila y simultáneamente. Me levanto, nos despedimos y salgo de la habitación.

Instantes después, despierto.

Me incorporo y me siento en la orilla de la cama, ahí noto dos cosas: estoy realmente descansado y, además, esta mañana parece particularmente clara.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Tragedias asiáticas

...
Primero, un inclemente ciclón azotó furiosamente al sufrido pueblo de Myanmar, el cual se vio severamente afectado. Se cuentan por decenas de miles a los muertos. Por si esto fuera poco, el increíblemente cruel e idiota régimen militar que gobierna el país, ha impedido el libre tránsito de la ayuda internacional, tan urgente y necesaria en estos momentos para los cientos de miles de damnificados.

Por otro lado, un terremoto sacudió duramente a China, que se prepara con todo para ser anfitriona de la fiesta deportiva más grande del planeta, mientras su gobierno no tiene empacho en reprimir con toletes y balas a quienes buscan la apertura democrática dentro de su territorio o un respiro a la ininterrumpida violencia en tierras tibetanas.
El fenómeno natural en China ha dejado, también, miles de muertos.

Las labores de rescate en ambas naciones se llevan a cabo en el marco del dolor humano, las lágrimas de los deudos, la valentía de quienes arriesgan la vida misma por los demás y la solidaridad, esa bendita solidaridad, que mueve a los seres humanos, más allá de colores, ideologías, religiones.

Vayan mis condolencias a quienes padecen hoy las desgracias ocasionadas por la naturaleza.
Vaya también mi perenne condena y repugnancia para quienes, aun ante la tragedia, son incapaces de la más elemental decencia en las labores de gobierno.

viernes, 9 de mayo de 2008

Mil caminos.

Parece una perogrullada señalarlo, pero la realidad es como es.
Faltaría agregar: y no puede ser de otra manera.

A pesar de la multitud de opciones que durante el día enfrentamos, elegimos siempre una. Lo mismo hace el resto de las personas. Los animales, sencillamente reaccionan y hacen aquello que les permite u ordena el instinto. El mundo incesantemente se transforma, soplan brisas, aires ciclones y huracanes, las corrientes y mareas fluyen, las placas tectónicas lentas, pero imparables, moldean la superficie del planeta. A escala menor, átomos, moléculas y células (me encantan las esdrújulas) se combinan y recomponen. Todo ello de forma tal que nos presentan a la realidad como podemos percibirla en el momento. Y todo ello tuvo que ser así, pues de haber ocurrido de manera distinta, la realidad sería otra y no la que vemos.

¿Estamos pues condenados a sólo tener un tipo de realidad material?
La respuesta es sí.

Habrá quien alegue que, por ejemplo, aquel que consume alguna sustancia puede tener acceso a una realidad diferente. No lo creo, sólo podrá tener una percepción distinta de la realidad, pero ella permanece igual.

No obstante, la realidad no tiene que ser forzosamente una cuestión predeterminada por cuestiones infra o meta humanas.

Las acciones de hoy son las modeladoras del mañana, del mismo modo que las de ayer son las que definieron el hoy. El asunto es, entonces, saber decidir las acciones correctas para obtener los efectos deseados, hacernos cargo de nuestros actos tanto individuales como colectivos con el propósito de vivir como se quiere y no como se puede. Que nuestros actos propicien necesariamente el futuro que se busca y no dejar esto como un asunto de la suerte.

Creo que buena parte de la consecución de la libertad estriba en ello.

miércoles, 23 de abril de 2008

Fechas vemos…

Hoy es la fecha elegida para celebrar el día internacional del libro. Como muchos sabemos, es el día en que se conmemora el fallecimiento de dos de los más grandes escritores que han pisado la faz de la tierra: Miguel de Cervantes y William Shakespeare.

El 23 de abril de 1616, ambos murieron, lo que pocos saben es que aunque fueron exactamente en la misma fecha, los sucesos no tuvieron lugar el mismo día.

Es necesario recordar que durante siglos se utilizó el llamado calendario juliano, establecido por Julio César en 45 a.C. En él se había fijado la duración del año en 365 días y un cuarto. Lo cual era bastante exacto, pero el diferencial de minutos por año, se había sumado y en el siglo XVI totalizaba ya un desfase de varios días (unos doce).

La iglesia había advertido el error y puso manos a la obra, con la finalidad de reparar el asunto. Desde 1545, durante el papado de Pablo III, se decidió corregirlo, pero no fue sino hasta que Gregorio XIII arribó al trono de san Pedro en que se puso remedio.

En bula emitida en febrero de 1582, se ordenó que al jueves 4 de octubre le seguiría el viernes 15 de octubre ese año. Santo remedio. (el porqué de la fecha, es otra historia)

De modo que, bula de por medio, así se hizo por todo el mundo. Bueno, casi.

A decir verdad, se aplicó de manera inmediata en Italia, España (supongo que en todas sus tierras de ultramar), Portugal, Francia y Luxemburgo. El resto de Europa y del mundo lo fue haciendo de manera paulatina, por ejemplo: en Inglaterra entró en vigor en 1752, en Japón en 1873, Rusia en 1918 y Grecia hasta 1923. O sea que la cosa fue tomada con calma.

Así las cosas, rigieron dos calendarios diferentes en el mundo.

Para el caso que nos ocupa, en el año de 1616 Inglaterra tenía el viejo calendario juliano en uso, mientras que España ya usaba el nuevo calendario gregoriano.

De modo que cuando Don Miguel de Cervantes murió, el 23 de abril en España, en Inglaterra era apenas el 13 del mismo mes, y cuando a Don William le tocó el turno de entregar cuentas al creador, en España ya era el 3 de mayo, aunque en Inglaterra fuese el 23 de abril.

De lo que se entera uno…

miércoles, 9 de abril de 2008

Tempus fugit

El ser humano ha conseguido medir con extraordinaria precisión el paso del tiempo.
Para los fines de la vida diaria, la unidad denominada como “segundo” parece ser suficiente y, para los estándares de impuntualidad mexicana, incluso exagerada.

De acuerdo con el Sistema Internacional de Unidades, un segundo es igual a 9.192.631.770 períodos de radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (133Cs), medidos a 0 K. Acerca de lo cual sólo sé que “0 K” (la temperatura a la que se hace la medición) es de -273.15 grados centígrados (el cero absoluto) y lo demás me resulta una variante del sánscrito traducido al japonés por un malayo ebrio.
Sin embargo, en ocasiones resulta imprescindible contar con mediciones aún más precisas para fines específicos.
A manera de ejemplo: centisegundo; milisegundo; microsegundo; nanosegundo; picosegundo; femtosegundo; attosegundo (0.0000000000000000001 de segundo).

A pesar de todo ello, determinar la duración precisa de un instante ha resultado un desafío más allá de las capacidades tecnológicas humanas. Hasta hoy.

Efectivamente, lo que ningún medio había podido definir con la exactitud que el asunto requiere, ha sido posible hacerlo en esta Ciudad de México.

La experiencia urbana, la reflexión paciente y el dedicado esfuerzo de abstracción de quienes habitan este valle, han dado un fruto maduro, exacto y quintaesencial. Justo es ponderar dicho logro y regodearnos en ello.

Sin más preámbulo:

Instante: periodo de tiempo que transcurre entre que la luz del semáforo se pone en verde y el imbécil de atrás nos toca el claxon.

Una joya.

martes, 1 de abril de 2008

Peliagudo

Mientras conduzco, pienso en lo afortunado que soy. El trayecto del trabajo a casa lo puedo realizar por calles interiores, casi siempre semivacías. Lo que convierte el retorno en un relajante paseíllo las más de las veces.
En estas deliberaciones me encuentro al llegar a semáforo, ahí me sorprende una voz femenina:
- ¡Popotes!

No ubico, bien a bien a quién le hablan o a qué se refiere la voz, giro la cabeza y me encuentro con una mujer de unos indefinibles e indefendibles 60 o más años.
- Que si quiere popotes…

Veo que ofrece paquetes de popotes y sí, sí se dirige a mí.
- No muchas gracias.
- Son de plástico cristal, de colores y flexibles…
- No, se lo agradezco, pero no traigo dinero

La dama me mira y me dice mostrando las desdentadas encías en un intento de sonrisa:
- Si le digo algo, ¿no se enoja?
- Perdón…?
- Que si le digo no se enoja…

Balbuceé algo como: Pssnosesisi, este mmm…

- Necesita vitaminas!
- Vitaminas?
- Sí, joven, para que le salga pelo.
Me decía entusiasmada mientras se tiraba los folículos pilosos de su cana pero hirsuta cabellera.
- La B-12 es muy buena, si muy buena para el pelo… festinaba, mientras tras los gruesos cristales de sus anteojos chispeaban sus ojillos.
- Bueno, sí

La luz del semáforo ya era verde, de manera que comencé a avanzar.
- Adiós! Me dijo todavía.
- Adiós, ¿gracias?
- Ándele.

Al pasar la calle, aún la vi por el espejo retrovisor: muy risueña, moviendo la mano.
La próxima vez, mejor le compro unos popotes.

miércoles, 19 de marzo de 2008

No es por presumir...

El buen amigo Juan de Lobos me ha hecho favor de otorgarle este galardón a nuestro sitio.
Aquí lo muestro con gusto y lo comparto.

¡Gracias Juan y mándale un abrazo grande a Francisco!

lunes, 17 de marzo de 2008

Deporteando

Domingo 16 de marzo.
Corre el minuto 62 del partido entre las selecciones de futbol preolímpicas de México y Haití. El representativo azteca necesita ganar por cinco goles de diferencia para aspirar a continuar con vida en el torneo calificatorio para los juegos olímpicos de Beijing, a celebrarse en agosto de 2008.

Recién acaban de conseguir la segunda de las cinco anotaciones que requieren.

El mexicano Edgar Castillo emprende una escapada por la banda izquierda y encara a un rival dentro del área, consigue eludirlo y, con ello, parece crear una oportunidad clara para enviar un centro potencialmente fulminante, pues cuatro de sus compañeros merodean la portería y la marca de los haitianos deja mucho que desear; pero Castillo no centra, ni siquiera continúa con su carrera, con descaro y falta de vergüenza, se tira intentando engañar al árbitro y que éste conceda un tiro penal. Falla miserablemente en su intento. Los caribeños se hacen con el balón y en un suspiro cruzan la cancha hasta los linderos del área mexicana, desde ahí su atacante larga un disparo al estilo de los clásicos: fuerte, raso y colocado. Es inútil la estirada del longilíneo Guillermo Ochoa. La meta es alcanzada y entonces los cartones se ponen dos a uno.

Ni las fallas infames de Landín y Fernández me parecieron tan penosas como el grotesco espectáculo de recibir un gol como consecuencia de intentar engañar antideportivamente.

Al finalizar los noventa minutos de juego (más cinco añadidos por el silbante) el marcador dice: México 5, Haití 1. Los mexicanos están eliminados. No asistirán a los Juegos Olímpicos.

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Sábado 15 de marzo en Las Vegas, Nevada.
El filipino Manny Pacquiao enfrenta al mexicano Juan Manuel Márquez por el título superpluma del Consejo Mundial de Boxeo.

Tras dos buenos primeros asaltos del mexicano, en el tercero, el filipino hace valer el terrible poder de sus nudillos y con violento izquierdazo pone de cara a las lámparas a su oponente. Márquez se levanta, capea el temporal y logra terminar de pie.

Todo pundonor y coraje, el mexicano devuelve golpe por golpe el resto de la pelea y en el octavo episodio conecta demoledores ganchos a su rival, poniéndolo al borde del knockout, pero Pacquiao también es un guerrero indomable y se mantiene en el combate.

El mexicano ha sido cortado. Producto de un cabezazo, tiene un tremendo tajo encima del ojo derecho, que amenaza el que pueda continuar. Pero el filipino presenta también las huellas de la paliza: dos cortes ensangrientan su rostro.

Tras doce asaltos de brutal pelea, ambos llegan lastimados, exhaustos, pero gallardos y bravos hasta el final. El público les brinda una prolongada ovación.

Márquez ha conseguido conectar mayor número de golpes y en varias ocasiones puso en malas condiciones a su oponente, en la esquina de Pacquiao no hay confianza, saben que la pelea ha sido dura y que lo han castigado como nunca.

Sin embargo, una decisión dividida otorga la victoria al filipino, me parece que injustamente.

Cuando regresen a México, los preolímpicos llegarán cargando una victoria humillante, pero Márquez, incólume el orgullo, traerá una derrota de la que jamás podrá sentirse avergonzado.

Así es la vida.

domingo, 9 de marzo de 2008

Fugaz

Hay ocasiones en que a la vuelta de la esquina un mínimo suceso cambia la perspectiva del día: un aroma, una imagen, una palabra, un sonido, un sabor, una textura. Qué sé yo.

El resorte que en el instante se dispara, provoca la recreación de un evento almacenado en la memoria por tiempo indefinido, lo mismo una horas que lustros o décadas.

El tiempo entonces, aún tiempo, lo es de un modo diferente, personal, íntimo y sugerente.

Ese instante se prolonga con matices qué sólo quien lo vive interpreta, mas caprichoso se fuga de la mente o se disuelve en la cotidianeidad, dejando acaso la sensación, a veces gozosa, a veces melancólica de un aspecto de nuestra vida que, por haber sido, hoy vuelve.

Tal vez, sea esta una forma de caer en cuenta que siendo quienes somos, lo somos de diversas y, en ocasiones, insospechadas maneras.

martes, 26 de febrero de 2008

Del tránsito cotidiano

Circulaba yo por las calles de la colonia Del Valle de este Valle del Anáhuac.
Al llegar a una esquina, noté que si intentaba atravesarla estorbaría la circulación, de modo que muy civilizadamente cedí el paso a quienes venían por la perpendicular. Al sujeto que se encontraba atrás de mí, esto no le pareció correcto o citadinamente aceptable.
Tocó desaforadamente su claxon, encendió y apagó sus luces al ritmo frenético de su hiper excitado estado de ánimo y realizó todo tipo de contorsiones, caras y gestos para “obligarme” a embestir a quienes osaban interponerse en su camino. No lo pelé.

Al disminuir el flujo de vehículos, comenzamos a avanzar, pero el especímen, a punto de sufrir una apoplejía, me rebasó por la derecha y se colocó frente a mi auto. Acto seguido se quedó parado antes de cruzar por completo la calle, para que entonces yo estorbara forzadamente.

Me ganó la carcajada.

El irascible conductor era un repartidor a bordo de una destartalada motocicleta. De la parte trasera de su casco, asomaba la visera de una gorra, en ella estaba escrita la frase “Mad dog”.
Huelgan más comentarios.

sábado, 16 de febrero de 2008

Eso que llaman amor





No podía dejar pasar el pretexto de San Valentín.

AMAR. del latín amare ‘amar’, probablemente de una palabra infantil amma ‘madre’.

AMOR. (Del lat. amor-oris) m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. // 2. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. // 3. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. // 4. Tendencia a la unión sexual. // 5. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor. // 6. Persona amada. // 7. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella. // 8. p.us. Apetito sexual de los animales. // 9. ant. Voluntad, consentimiento. // 10. ant. Convenio o ajuste. // 11. pl. Relaciones amorosas. // 12. Objeto de cariño especial a alguien. // 13. Expresiones de amor, caricias, requiebros. // 14. cadillo (planta umbelífera).

AMOR. El amor, según Hesíodo, era el más bello de los inmortales. Su personificación no aparece, sin embargo en los poemas homéricos. Más tarde, los griegos hicieron distinción entre Hímeros (el Deseo) y Eros (el amor propiamente tal). // Plásticamente, se le representa como un niño con alas, un carcaj con flechas y, a menudo, una venda sobre los ojos. // La fábula de Amor y Psiquis es uno de los más legendarios y atrayentes mitos de la antigüedad clásica, que ha influido en la literatura y en la música. // En el simbolismo universal, el corazón, la rosa y la flor de loto son los atributos plásticos del Amor. // El Amor Divino se representa por un corazón en llamas o atravesado por una saeta que, a su vez, es el símbolo de oración; el amor a Dios está simbolizado por la alondra, y el amor puro, por una rosa blanca.

AMOR. Empédocles fue el primer filósofo que utilizó la idea del amor en sentido cósmico-metafísico, al considerar al amor y a la lucha como principios de unión y separación respectivamente de los elementos que constituyen el universo. Pero la noción de amor adquirió una significación a la vez central y compleja solamente en Platón. Muchas son las referencias al amor, las descripciones y las clasificaciones del amor que hallamos en Platón. Se lo compara con una forma de caza (El sofista); es como una locura (Fedro); un dios poderoso. Puede haber tres clases de amor: el del cuerpo, el del alma y una mezcla de ambos (Leyes). En general, el amor puede ser malo o ilegítimo y bueno o legítimo; el amor malo no es propiamente el amor del cuerpo por el cuerpo, sino aquél que no está iluminado por el amor del alma y no tiene en cuenta la irradiación sobre el cuerpo que producen las ideas. [...]

AMOR:

Algo que se ha convertido en una palabra de cuatro letras para un crucigrama.
Fritz Lang

Una trampa que nos ha puesto la naturaleza para lograr la preservación de la especie.
Somerset Maugham

Locura temporal que desaparece con el matrimonio.
Ambrose Bierce

Una afección mental que nos hace percibir a una mujer como diferente a todas las demás.
H.L. Mencken

Como el sarampión; muy grave si se presenta en la madurez.
Douglas Jerrold

La sabiduría del tonto, y la tontería del sabio.
H.L. Mencken

O lo que es lo mismo: pásele a lo barrido y escoja la definición que más le guste, acomode o menos le desagrade; después de todo, nadie sabe qué es esa extraña afección que lo mismo alegra que lacera el corazón.


Fuentes:
GÓMEZ DE SILVA, Guido: Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, El Colegio de México / Fondo de Cultura Económica.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, Espasa.
PÉREZ-RIOJA, J.A.: Diccionario de Símbolos y Mitos, Tecnos.
FERRATER MORA, José: Diccionario de Filosofía Abreviado, Editorial Hermes.
DILLON-MALONE, Autrey: El Diccionario de los Cínicos, Grupo Editorial Tomo.


La imagen que ilustra el presente, es un grabadito en linóleo de mi autoría. ¡Ajúa!

viernes, 8 de febrero de 2008

La tarea

No puedo sino reconocer mi ignorancia en materia de pedagogía.
Lo anterior es una declaratoria necesaria para entender desde dónde me atrevo a opinar o, si se quiere, explicará a la luz del entendimiento de quienes conocen la materia, mi falta de pudor para exponer el tema.

En fin, el asunto es que no entiendo para qué sirven las tareas escolares, especialmente durante la primaria.

Los padres mandamos a nuestros hijos a un lugar especializado en proporcionar la formación académica necesaria para insertar a los niños en la sociedad de forma productiva.
En ese sitio, se encuentran profesionales de la educación concentrados en hallar y aplicar las metodologías y recursos didácticos para que los pequeños reciban y aprovechen al máximo la información que se les ofrece.
Entre seis y ocho horas, cinco días a la semana, estos profesionales disponen de los cerebros y neuronas de los pequeños para enseñarles aquello que ha sido marcado en un programa educativo elaborado por expertos en estos menesteres, de acuerdo con el grado que se curse y a las habilidades, destrezas y condiciones de madurez requeridos en cada edad.
Muchos de los niños, no todos desafortunadamente, llegan a la escuela frescos, descansados y en condiciones propicias para recibir la información.

De modo que en la escuela se cuenta con la condiciones más apropiadas para poder trabajar con los infantes y que éstos aprendan adecuadamente.

Así las cosas.

Por la tarde, el niño está harto de lo visto en clase y en casa tiene todo género de distractores; la madre o el padre, regularmente no están capacitados para impartir la clase y en muchos casos vienen de lidiar con sus propios problemas del trabajo. Y en lugar de platicar con los niños comienza la sesión de preguntas y respuestas, de amenazas o reproches, de comenzar a identificar el saber con el sufrir y el aprender con pasar un mal rato.

En esas condiciones, inicia la lucha grecomarrana para intentar explicar al vástago que: “la expresión numérica de una fracción se representa como el cociente del triunvirato que provocó la decadencia del imperio romano durante la glaciación de la última fanerógama asociada a la hipotenusa caústica provocada por el sonoro rugir del cañón”. No manchen.

Como padre, pido paz. Denme chance de llegar a casa sin broncas.

Yo no sé, pero como adultos sabemos que es necesario llevarse el trabajo a casa, algo no está resultando bien. Y ¿no resulta un contrasentido que de niños nos enseñen que es necesario llevarse trabajo a casa?

Reitero mi desconocimiento del asunto, pero de plano yo sí que me pronuncio por que a los niños los dejemos jugar más por la tarde, que vayan a hacer deporte, o a aprender música u otro idioma, que sepan cómo construir una casa para iniciar el club de Tobi, cómo se cura un raspón de rodillas, se toma de la misma botella de refresco, se consiguen frutas gratis, por dónde pasan l@s chic@s más guap@s, o cómo se puede vagar relajadamente.

Que hagan todas esas cosas que una vez adultos, recordamos siempre.

viernes, 1 de febrero de 2008

Bisiesto

Este 2008, es bisiesto. Como sabemos, esto significa que aquellos ingenuos que prestaron dinero para cobrarlo el 29 de febrero, por fin podrán hacer efectivo el pagaré.

La palabra tiene un curioso significado, pues literalmente quiere decir “dos veces sexto”.

Remontémonos en la historia:
Los antiguos latinos decían “bisextus”, que era el día que se añadía cada cuatro años al sexto día antes del principio de marzo, en el calendario juliano. O sea, entre el 23 y 24 de febrero, en ese entonces.
El primer día del mes o de la luna nueva era llamado por los romanos “calenda” y partir de esta fecha se contaban hacia atrás los días hasta la luna llena, conocidos como los “idus”.

La palabra “calenda” proviene del antiguo indoeuropeo “kal-and”= ‘grito’, parece que esto tiene su origen en la costumbre de anunciar públicamente (y supongo que a todo pulmón) los días en que iban a caer las nonas y los idus del mes. Es el origen de la moderna “calendario”.

A propósito de los idus, habrá de recordar que al célebre emperador romano Julio César, un vidente le advirtió: “Cuídate de los idus de marzo”. Si bien no olvidó la frase, tampoco le quitó el sueño. Pasaron los días y estando ya en los primeros días del mes, el emperador se dirigió al Senado. En el camino se encontró con el adivino y le dijo: “Los idus ya están aquí” -como haciendo patente que la advertencia había sido en vano-, a lo que el vidente sólo respondió: “Pero no se han ido”. Ese mismo día Julio César fue asesinado.

En honor a César, fue llamado con su nombre un mes del año: Julio.
El sucesor de César fue Augusto, quien no quiso ser menos que su antecesor, de modo que también hizo que un mes fuera nombrado como él. Así apareció agosto y el desorden en la nomenclatura de los meses del año (septiembre, pues era el séptimo, ahora fue el noveno; octubre, antes el octavo, ahora décimo; noviembre, antes el noveno, ahora décimo primero y diciembre, antes el décimo, ahora, décimo segundo)

Sin embargo, el mes asignado a Augusto tenía menos días que el de Julio, y ya entrados en la megalomanía galopante y para que el emperador no fuera a ofenderse, la solución fue quitarle días a algún mesesito que estuviera distraído. La víctima fue febrero, que así quedó con nada más que 28 días. De nada valió que su nombre proviniera de “februare” (purificar).

Como premio de consolación, febrero conservó el privilegio de agenciarse un día extra cada cuatro años, cuando es bisiesto. Bueno, algo es algo.

miércoles, 23 de enero de 2008

Gándara

Gándara era un caso especial. Pulcramente vestido e irreprochablemente peinada la cana cabellera, esperaba paciente, en cualquier calle, hasta ver un rostro amigable.

No supe su historia, ni su nombre, pero quiero imaginarme un poco de ambos. Gándara seguramente no se llamaba así, pero eso no importa. Yo le vi varias veces, caminando con calma por las calles del centro de esta Ciudad de México. Su estampa transmitía cierta indefinible dignidad, y a pesar de que comenzaba a encorvarse, su figura era agradable.

Tendría unos sesenta y cinco años, difícil saber si con unos cuantos de más o con un par de menos. Sus manos, limpias, sin callos ni marcas, permitían suponer una vida mas bien acomodada.

Tal vez el suyo fuera el caso del anciano de quien nadie quiere hacerse cargo cabal, pero que merced de su posición es imposible tirar a un lado. Como fuera, Gándara caminaba sin prisas, estudiando los rostros de quienes se cruzaban por su camino, calibrando fisonomías, sopesando caracteres, evaluando humores y perpetrando el próximo asalto. No, Gándara no era un ladrón, sino un consumado sablista, un artista para pedir dinero de modo que su dignidad quedase intacta y de forma que el incauto pensase que estaba haciendo una buena obra (y en realidad la hacía, pero no del modo que imaginaba). Era escrupuloso y procuraba que con una, o cuando mucho un par de víctimas propicias, pudiera dar por concluida la faena. No buscaba el gran dinero, sino sólo el necesario para pasar el día de forma digna: comer algo a medio día y luego poder tomarse un café, pausado, por la tarde, mientras hojeaba el periódico.

Su técnica era simple y la ejecutaba con la soltura y el aplomo que dan los años de práctica. Se desplazaba con la seguridad de quien no se ve a sí mismo con conmiseración o lástima, sino con seriedad e inclusive con cierta gallardía. Después de todo, dijérase lo que se dijera, él no necesitaba de nadie para ganarse la vida.

Gándara te veía a los ojos, te sonreía y con mucha cortesía te preguntaba algo así como: Perdón, ¿qué su padre (o su tío, o su abuelo), no trabajó en el gobierno? Si la respuesta era afirmativa, continuaba indagando la dependencia en que esto había ocurrido, luego preguntaba el apellido del susodicho, diciendo algo así como: aunque recuerdo su cara, no me puedo acordar de su nombre;¿qué no era Sánchez, o López? ¿no? ah, pero ¡claro!, si era uno poco común, como extranjero, ¡por supuesto! Irigoyen, Medina, cómo se me escapó, ¡qué barbaridad!, los años, no perdonan la memoria pero dime: ¿cómo está?

Y así continuaba el acto, hasta que ya con los datos suficientes y convenientemente obtenidos, le refería a la víctima su precaria condición actual que, por supuesto, es nada más que pasajera, pues justo hoy (o ayer, o mañana) tomó (o tomará) posesión de un nuevo cargo que providencialmente le confirió el licenciado mengano, de quien tu papá (tu tío, o tu abuelo) seguramente se acordará cuando se lo menciones.
Pues qué gusto, qué barbaridad, ¡caray!, hombre, mira que encontrarse luego de tantos años y en esta ciudad tan grande, nada menos que al hijo (o sobrino, o nieto) del ingeniero (o doctor, o licenciado) de quien tengo tan buen recuerdo.
Oye, y tú ¿donde trabajas?, ¡cómo! Pero mira qué pequeño es el mundo, ¡pero si está a unas cuantas cuadras de mi nueva oficina!. Pues qué gusto muchacho, y no sé cómo decirte... no acostumbro a pedir favores, me entiendes, tú eres gente bien como yo y sabes de lo que hablo, pero mira que pensando precisamente en que eres una persona de clase, pues pensé que podría confiar en ti. Me muero de la vergüenza al decírtelo, pero no traigo ni un peso en la bolsa y quería pedirte que si fueras tan amable de prestarme unos 50 o 100 pesos, para comer algo hoy. Mi cuenta de banco la cancelé, para ajustarla a la del nuevo empleo y hasta la semana entrante me comienzan a depositar, y yo fui tan torpe de confiar en que mi (hermano, sobrino, hijo) me podría prestar dinero, pero no me avisó que estaría fuera unos días y como no me llevo bien con su esposa, pues no puedo pedirle nada. Por supuesto, te dejo mi tarjeta y en unos tres o cuatro días puedes pasar a que te pague o si lo prefieres, con los datos de tu oficina, pues yo mismo te llevo el dinero o te lo mando con un mensajero. ¿Qué me dices? Hoy por mí y mañana por ti. Entre gente decente, más nos vale echarnos la mano. Mira que si no fueras el hijo (o sobrino, o nieto) no me atrevería a pedírtelo, pero el magnífico recuerdo que tengo de él, me da la confianza para hablarte tan francamente.

Cuando me tocó vivir en carne propia el numerito, no tuve defensa. Fui un pato sentado. Un blanco fijo en la mira de la escopeta de ese experimentado cazador. Le di 100 pesos.

Aunque tenía la certeza de que acababa de ser sableado, una parte de mí quería creer la increíble historia que Gándara acababa de contarme y sentía legítimas ganas de que mi padre (o tío, o abuelo) hubiera conocido al personaje y así tener la oportunidad de decirle que tuve la oportunidad de ayudar a su antiguo camarada. Que yo, su hijo (o sobrino, o nieto) era un digno heredero de la bonhomía que Gándara había apreciado en nuestra familia y que sin pensarlo dos veces había cumplido con este deber entre caballeros. Quería sentirme un poco más bueno. Pero sabía que no era cierto y me callé la historia.

Semanas después, caminaba por las calles de Madero.
Frente a la añeja Casa de los Azulejos; a las puertas del templo de San Felipe de Jesús, un caballero se dirigió a mí, preguntando: Perdone, ¿qué su padre no trabajó en el gobierno?
Gándara había olvidado mi rostro.
Sonreí, perdí otros cincuenta pesos y creo que hasta me sentí un poco más bueno.

jueves, 3 de enero de 2008

Comienza el 2008.

Como cada doce meses, el inicio del año es pretexto popular y a modo para prometer ejercitarse, dejar de fumar, comer sanamente, perder unos kilitos, leer ese libro siempre pospuesto, iniciar aquel curso, terminar la tesis, inscribirse a tal escuela, aprender a bailar, o a cocinar, a tocar la guitarra, la trompeta, el violín o las maracas.

Para intentar ser mejores padres, o madres, hermanos, amigos o hijos (aunque sea de la tiznada). Para proponerse trabajar con mayor ahínco, llegar a tiempo, decir la verdad, cuidar la salud, seguir las indicaciones del médico, no gritar en la calle, no mentarle la madre al pentonto que se nos atraviesa en el coche, dejar buenas propinas, ser paciente con la pinche gorda que estorba en la puerta del metro, caminar dos cuadras en lugar de ir en automóvil, comprender al ojete del chofer que no detiene la pecera para que las señoras y los niños bajen con seguridad, decir “buenos días” y “gracias”, no pensar en que fulmine un rayo al policía que extorsiona mientras se hace el disimulado con los que violan la ley en sus narices; para ceder el paso y el asiento; para procurar entender a jueces que dicen estupideces para justificar su falta de integridad cuando defienden lo indefendible; también, para no sacarse los mocos, para seguir creyendo en los santos varones: en los que juran y perjuran de complots y en los que amagan con agitar las conciencias para defender su falta de prudencia; para hacer la cena y lavar los platos...

Resumiendo pues, para hacer pequeñas mejoras e intentar no perder la paciencia por cualquier nimia tarugada, para alcanzar el nirvana citadino y realizar con humildad franciscana y disciplina espartana todas esas cosas que lo que hacemos todos los días provoca que no hagamos.

Y, yo no sé, pero cuando veo esos listados, me parece que para muchos la fórmula para mejorar sustancialmente sus vidas se reduce a dejar de vivir como no quieren y en cesar de querer lo que no viven.
Diría mi padre: ‘tá fácil...