viernes, 16 de julio de 2010

Noche triste

No conocí al pequeño Jonathan, pero sentí su partida.

El pasado 23 de mayo de este 2010 fue atropellado mientras andaba en su bicicleta. Fue un camión. El conductor, dicen, iba borracho y quizás drogado. No se detuvo. Intentó huir. Cobarde.

Ayer por la noche, el grupo de los Bicitekas colocó una bicicleta blanca en memoria del pequeño, en el sitio en que ocurrió la tragedia. Desde hace algunas semanas "ruedo" con ellos y asistí al evento. Fue un momento triste. A pesar del minuto de aplausos tributados y el repiquetear de las campanillas y timbres... no hay cómo permanecer ajeno al dolor de la familia, ni cómo no conmoverse ante la idea de una vida cegada tan pronto, tan sin sentido.

Anteriormente, hace muy poco se había puesto un triciclo en otra parte de la ciudad en memoria de un hecho de indignante semejanza, acontecido a un pequeño llamado Christian, quien también perdió la vida.

Ambos casos exigen justicia, no venganza, sólo justicia

No podemos permitirnos continuar viviendo así, dejando en manos irresponsables la conducción de vehículos, especialmente los de gran tamaño o los destinados para el transporte público. Tampoco podemos seguir planeando las ciudades para los automóviles en lugar de hacerlo para las personas. Es reprobale, es inequitativo, cruel.