martes, 26 de febrero de 2008

Del tránsito cotidiano

Circulaba yo por las calles de la colonia Del Valle de este Valle del Anáhuac.
Al llegar a una esquina, noté que si intentaba atravesarla estorbaría la circulación, de modo que muy civilizadamente cedí el paso a quienes venían por la perpendicular. Al sujeto que se encontraba atrás de mí, esto no le pareció correcto o citadinamente aceptable.
Tocó desaforadamente su claxon, encendió y apagó sus luces al ritmo frenético de su hiper excitado estado de ánimo y realizó todo tipo de contorsiones, caras y gestos para “obligarme” a embestir a quienes osaban interponerse en su camino. No lo pelé.

Al disminuir el flujo de vehículos, comenzamos a avanzar, pero el especímen, a punto de sufrir una apoplejía, me rebasó por la derecha y se colocó frente a mi auto. Acto seguido se quedó parado antes de cruzar por completo la calle, para que entonces yo estorbara forzadamente.

Me ganó la carcajada.

El irascible conductor era un repartidor a bordo de una destartalada motocicleta. De la parte trasera de su casco, asomaba la visera de una gorra, en ella estaba escrita la frase “Mad dog”.
Huelgan más comentarios.

2 comentarios:

Juan de Lobos dijo...

JE JE JE
Mal harías en extender el post, JE JE JE JE
Lo que sucede en este Valle de Anahuac y de lágrimas.
Saludos K.

Mafalda dijo...

.....

Hoy solo dejo saludos.......
¡ah! y un besillo...

Mafalda