miércoles, 4 de febrero de 2009

Crisis

Ni para donde hacerse, sin remedio estamos entrando a una crisis. Otra más para quienes iniciamos nuestra vida laboral en la década de los ochenta.
Diferencias las hay: ésta que inicia es mundial y las perspectivas no son nada halagüeñas.
Esperemos, y ya lo veremos, no llegar a los demenciales niveles de hace 20 años, cuando la inflación era un asunto tan grave que todavía no sé bien a bien cómo diablos salimos de aquello (me queda claro, eso sí, que gracias al sacrificio de muchos).
Recuerdo que los precios aumentaban cuando menos un 10% mensual. Tal vez hoy esto no dé una idea clara de aquello, pero entonces esto nos obligaba a acciones que hoy apenas parecen creíbles.
En esos días iba un servidor a comprar materiales como papel, pegamento, pintura, rollos fotográficos, etc. (era yo un novel diseñador gráfico) a toda prisa en cuanto cobraba algún trabajo. De hacerlo con tardanza, me arriesgaba a que el dinero ya no fuera suficiente ante las alzas diarias. Al convenir un trabajo se estipulaban los precios dependiendo la fecha de pago.

Aunque los bancos pagaban alrededor de 120% de interés anual por los ahorros, guardar el dinero era visto como una tontería y como la manera más segura de, paradójicamente, perderlo todo.

Me preocupa que comienzo a escuchar comentarios similares.

El que comienza no será un año sencillo bajo ningún concepto. El Banco de México calcula en 340,000 los empleos que se perderán. Y eso que ya sabemos de que los gobernantes suelen dar cifras a la baja, para no alarmar a la sociedad. Las cifras para el resto del mundo son alarmantes, sean de los Estados Unidos, Italia, Alemania o Japón. Se espera un año de verdadera pesadilla, una crisis más profunda y dañina que las del mítico 1929.

Se oyen pues, las sirenas de alarma anta la embestida de las insanas consecuencias del capitalismo salvaje, del mercado irresponsable, de las barbaridades de grupos privilegiados que son lo suficientemente idiotas para desentenderse de su entorno.

En México asoman apenas los signos de la crisis, no serán los últimos, los estaremos viendo cuando menos el próximo par de años. ¡Ánimo!

3 comentarios:

Juan de Lobos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan de Lobos dijo...
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Juan de Lobos dijo...

Así es, somos y seremos hijos de la crisis, aunque yo soy algunos meses más jovenzuelo que tu mi estimado, recuerdo que desde tercero de primaria escuché la palabra, y también que para el año de 1987 se acababa el mundo. Creo que es necesario comprender que el mercado se ha sobrevalorado, que muchos productos no valen lo que cuestan y que en millones de casos el costo de la manufactura es mucho muy inferiror al precio de mercado, esto lo sabe hasta un Abogado, lo que es ridículo es que siga el aumento de precios.
Sé que tal vez la economía formal se verá afectada, pero en muchos casos lo que se verá fortalecido, de una manera u otra será el autoempleo.
No es halagüeño el panorama como bien dices, pero tampoco será el fin, según recuerdo las crisis de los ochentas impulsaron economías fuertes Brasil por ejemplo, lo que nosotros mexicanos no sabemos es emular un buen ejemplo. Tal vez se de un paso a un nuevo orden retomando la economía social (que al parecer es lo que esta surgiendo nuevamente), desafortunadamente se corre el riesgo de convertirse en políticas demagógicas, las cuales acarrean más males que bienes. En fin, esto no es para un comentario en tu blog, esto amerita de menos unas cuatro heladas en el Afán. Ánimo nos sobra.