Vaya, vaya, pues con el asunto del ahora exjefe Delegacional Rafael Acosta no hay modo de dar una, estando a punto de tenerlo todo, resulta que falsificó documentos oficiales. Y renuncia, dicen, para no ir a la cárcel.
Lo que me deja una duda: ¿Quién estaría facultado para otorgar el perdón?
Me doy.
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